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Daniil Medvedev dio todo un espectáculo durante su primer (y último) partido en el US Open 2025, cuando perdió en cinco sets contra Benjamin Bonzi. Cuando una “interferencia externa”, un fotógrafo que entraba en la pista cuando el partido aún no había terminado, hizo que el árbitro ofreciera a Bonzi repetir el primer saque (había fallado el primero). Medvedev se opuso y animó al público a abuchear, deteniendo el partido durante seis minutos.

Bonzi acabó ganando el partido, pero dos sets más tarde, y Medvédev estuvo a punto de salirse con la suya. Un día después, los seguidores de Medvédev están divididos, pero el consenso general es que las acciones y la actitud de Medvédev fueron como mínimo antideportivas, y muchos describen sus gestos como inmaduros y vergonzosos.

Cuando perdió, llorando, rompió la raqueta 23 veces (lo hemos contado). Pero no fue sólo eso: espoleado por el público, que por una vez se puso de su parte, hizo un gesto obsceno, que sólo podía dirigirse a su rival cuando celebraba un punto.

Un gesto así provocaría la expulsión inmediata en cualquier otro deporte, y probablemente una sanción económica o deportiva posterior. No en el tenis, por lo visto, que Medvedev, pese a la derrota, parece que se irá de rositas tras vacilar al juez de silla (le dijo al árbitro Greg Allensworth que si “era un hombre, por qué temblaba” y, a la cámara, que “le pagan por partido, así que quiere irse a casa”), todo ello mientras el público alentaba su actitud.

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