Un nuevo estándar para el género point and click: Así de contundente es nuestro ANÁLISIS de The Drifter

Te encuentras en una catacumba poco iluminada. Un monstruo grotesco de ojos verdes, fríos y escrutadores como rayos láser, se precipita hacia ti, con sus largos miembros extendidos que parecen espadas samurai vivientes. Intentas apuñalarlo con un cuchillo romo. Una decisión fatal. El monstruo te empala. Dolor. Luz blanca. Renacimiento.

Vuelves a intentarlo. Esta vez te escondes en un pequeño recoveco. El monstruo avanza lentamente, sus finas patas de araña te hacen cosquillas en la cara sudorosa, a milímetros de distancia. Has sobrevivido. Pero sólo unos segundos más que la última vez. En el momento en que sales de las sombras, te empalan de nuevo. Más dolor. Luz blanca. Renacimiento.

The DrifterThe Drifter

Basándose en esta descripción, uno podría pensar que The Drifter es un juego difícil, parecido a un Souls o un survival horror. Pero no. Es algo tan sencillo como un juego point & click a la antigua usanza, y además excelente.

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Son palabras mayores, pero The Drifter demuestra su valía desde el primer segundo. El juego comienza con el vagabundo Mick Carter llegando a su ciudad natal en un vagón de mercancías para asistir al funeral de su madre. Al llegar al muelle, el vagón es atacado repentinamente por fuerzas especiales similares a las de Sam Fisher, y los compañeros de viaje de Carter son acribillados a balazos. Eso marca más o menos la pauta.

The Drifter no tiene miedo de escandalizar, y no pasa mucho tiempo antes de que el propio Carter sufra un terrible destino. Es capturado, atado a un ancla y arrojado a la fría y sucia dársena del puerto. Como jugador, intentas desesperadamente encontrar una solución, pero por mucho que pulses, no hay nada que puedas hacer. La pantalla se funde a negro. Carter muere.

Y entonces vuelve a la vida en un doloroso destello de luz. Ahora puedes desenredarle, y el juego puede empezar de verdad.

The Drifter
Las pantallas atmosféricas entre cada capítulo dan al juego una presentación casi cinematográfica, a pesar de los gráficos pixelados.

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El misterio central de cómo podrías sobrevivir a tu propia muerte constituye la base del juego, pero antes hay preguntas más apremiantes. ¿Quién te quiere muerto? ¿Por qué desaparecen misteriosamente los vagabundos? ¿Y qué le ocurrió al periodista que los agentes capturaron al mismo tiempo que a ti?

La primera mitad del juego recuerda en cierto modo a clásicos de los 90 como Gabriel Knight: Sins of the Father y Broken Sword: La leyenda de los templarios. Mediante un mapa, puedes moverte entre un pequeño puñado de lugares distintos: la oficina del periodista desaparecido, la casa de tu exmujer, el cementerio y el muelle antes mencionado. En cada lugar suele haber una o dos personas a las que debes intentar manipular o distraer. Por ejemplo, el malhumorado sepulturero no deja entrar a Carter en el funeral de su madre, mientras que la recepcionista del periódico local descuida todas sus obligaciones excepto una: mantener alejados a los visitantes entrometidos.

Es un gameplay estándar de point and click, pero eso no importa, porque los puzles son divertidos y, no menos importante, lógicos. Sí, aún tienes que pensar fuera de la caja, pero solo un poco. Como vagabundo, Mick Carter está acostumbrado a arreglárselas con recursos limitados, y a menudo tienes que utilizar las mismas herramientas -como un termo, un cuchillo o un destornillador- para varios puzles diferentes. Esto hace que los puzles sean más realistas que en los típicos juegos point and click, en los que a menudo resultan demasiado MacGyver.

La presentación tampoco parece revolucionaria a primera vista. Los gráficos pixelados han dominado el género desde principios de la década de 2010, pero rara vez se han hecho tan bien como aquí. Esto se debe, entre otras cosas, al eficaz uso de la luz y las sombras. Las escenas nunca son estáticas, y las luces parpadeantes, complementadas con efectos como la lluvia y el viento, crean una presentación atmosférica. The Drifter demuestra que no necesitas el trazado de rayos ni el fotorrealismo para crear gráficos atmosféricos y vívidos.

The Drifter
La presentación de The Drifter no tiene parangón.

Lo que hace que la presentación sea aún más impresionante es que nunca se interpone en el gameplay. The Drifter prescinde de muchas de las funciones de apoyo que utilizan los juegos point & click más recientes, como la posibilidad de resaltar objetos o un sistema de pistas incorporado. Sin embargo, en ningún momento me he quedado atascado, ya que los elementos importantes y los objetos interactivos están siempre claramente visibles. La interfaz también ayuda en este sentido. Si ya has examinado un objeto y no es relevante para tu progreso posterior, ya no puedes hacer clic en él. En su lugar, el cursor se convierte en una X, y recibes una observación escrita en lugar de una línea hablada, una forma inteligente de acotar el campo de acción del jugador.

Por lo demás, todos los diálogos y observaciones están locutados con gran precisión y empatía. The Drifter tiene lugar en Australia, y el dialecto australiano, ligeramente áspero, encaja perfectamente con el tono del juego. Adrian Vaughan, en particular, está absolutamente sobresaliente como nuestro duro protagonista, y sus muchas observaciones malhumoradas están suavizadas por una calidez genuina, que hace de Carter un personaje totalmente creíble y simpático, a pesar de sus muchos defectos. Todos los actores de doblaje hacen un gran trabajo, y me sorprendió mucho ver en los créditos que solo 5-6 personas habían puesto voz a todo el elenco de personajes. La banda sonora de sintetizador del juego también merece grandes elogios, ya que va de la mano con la trama y la atmósfera del juego.

The DrifterThe Drifter

Ni siquiera la mejor actuación de voz puede levantar un guion con diálogos pobres y poco coherentes, pero afortunadamente, la historia es otro parámetro en el que brilla The Drifter. Como ya se ha dicho, empieza como un thriller, pero poco a poco la trama muta y se vuelve más de ciencia ficción, un poco como The X-Files. Sí, al final, la trama se descarrila por completo, pero el guionista del juego se las arregla para seguir todos los hilos, y eso es impresionante, porque hay mucho que seguir. Si tuviera que encontrar algo de lo que quejarme, quizá a algunos personajes les falte un poco de profundidad, y la historia a veces coquetea con el melodrama y los clichés. Pero, en general, se trata de una crítica menor que no empaña en absoluto el resultado final.

Un elemento central de la trama del juego es la misteriosa resurrección de Mick Carter al principio del juego. Rápidamente se descubre que no se trata de un milagro único y barato. No, Carter resucita una y otra vez. Esta habilidad tan útil está inteligentemente integrada en el gameplay del juego, especialmente en los numerosos “escenarios de jefe”, que son situaciones de extrema presión en las que el más mínimo error puede conducirte a la muerte y a la resurrección inmediata.

Con muy pocas acciones posibles, tu tarea consiste en interactuar con los distintos puntos calientes en el orden correcto. No, no suena muy emocionante cuando se describe en términos tan abstractos, pero en la práctica funciona increíblemente bien, y espero que el comienzo de esta reseña te haya dado una pequeña muestra de lo que puedes esperar. El diálogo es breve, desesperado, y apoya la acción salvaje cuando, por ejemplo, te lanzas por una ventana, colgado de un cable de alta tensión con un misterioso monstruo pisándote los talones. Morirás muchas veces, pero de eso se trata, porque así aprendes de tus errores y puedes llegar a realizar una huida perfectamente ejecutada. Aunque es un truco completamente diferente que te permite alcanzar la perfección, me recordó un poco a Superhot.

The Drifter
A menudo estás entre la espada y la pared en The Drifter.

Es difícil no establecer un paralelismo con el desarrollo del juego, porque The Drifter parece un juego que ha aprendido de los muchos errores del género point-and-click y luego ha creado una experiencia casi perfecta. Las muertes similares a las de Sierra no entorpecen el juego, sino que lo elevan a nuevas cotas, y los absurdos puzles que a menudo agujereaban la inmersión en los juegos point-and-click serios han sido sustituidos aquí por pulidos y lógicos rompecabezas.

De vez en cuando, aparece un juego que parece innovador sin introducir necesariamente nada nuevo. En cambio, el juego toma elementos de otros títulos similares y los mezcla con tal habilidad que el género en su conjunto da un paso adelante. Conocemos esto de los juegos de mundo abierto con Grand Theft Auto III o del género FPS con Half Life 2. Ahora el género point-and-click también tiene un juego así. Encontrar fallos en The Drifter es tan difícil como cazar píxeles en los juegos clásicos de point and click, y por ello merece naturalmente la máxima calificación posible.

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