Empezó con Pornhub… Ahora el “pajaporte” llega a los videojuegos. ¿Cómo afectará a la industria española?
Lo que hace apenas un año sonaba a distopía digital hoy ya es una realidad palpable: el control absoluto sobre quién accede a qué en internet. La excusa, proteger a los menores. El método, obligar a toda persona a identificarse antes de navegar, jugar, ver o escuchar. El “pajaporte”, la aplicación española de verificación de edad bautizada oficialmente como Cartera Digital Beta, amenaza con convertirse en la llave obligatoria de nuestro ocio digital.
Y lo que empezó con Pornhub, pronto se extendió a Spotify, Reddit, Discord, Grindr… y ahora ha alcanzado de lleno al mundo de los videojuegos. Reino Unido ha sido el primer gran campo de pruebas, y las consecuencias ya son escandalosas: jugadores veteranos con bibliotecas de Steam de casi veinte años han tenido que demostrar que siguen siendo mayores de edad, mientras que usuarios de Xbox denuncian bloqueos de sus cuentas hasta que escaneen su rostro o suban el DNI a un sistema externo. ¿El resultado? Una comunidad furiosa, datos sensibles en circulación y la sensación creciente de que la diversión digital se paga con privacidad.

El gobierno español presentó en 2024 su propia herramienta, vendida como más “segura” y “anónima” que la británica. La realidad, sin embargo, apunta a lo contrario. El llamado “pajaporte” permitirá 30 accesos mensuales a páginas de contenido adulto, renovables si el usuario lo solicita. Pero los expertos lo tienen claro: si ha fallado en Reino Unido, también fallará aquí.
La polémica no está solo en la pornografía. En la práctica, el sistema puede extenderse a cualquier plataforma con contenidos “sensibles”. ¿Qué significa esto para los jugadores? Que títulos con clasificación 18+ podrían quedar detrás de una muralla burocrática: desde shooters icónicos como Call of Duty hasta RPGs como The Witcher 3 o incluso experiencias narrativas con violencia o sexualidad explícita. Steam, Epic Games Store o Xbox Game Pass tendrían que exigir a sus millones de usuarios una identificación biométrica o bancaria antes de descargar el próximo GTA VI.

Valve ya está aplicando comprobaciones mediante tarjeta de crédito, algo engorroso en un continente donde las tarjetas de débito son mayoría. Microsoft, por su parte, ha optado por Yoti, una empresa que exige documentos oficiales y, en algunos casos, comprobaciones biométricas. En España, el modelo estatal pretende centralizar todo bajo la Cartera Digital.
En teoría, el gobierno no sabrá qué juego o qué página visitas. En la práctica, cada conexión deja huellas en servidores oficiales. Antonio Fernandes, experto en ciberseguridad de la Guardia Civil, lo resume de esta forma (via ABC): “Si el gobierno quiere, podrá saber quién usa la app”. Dicho de otro modo: la promesa de anonimato es un espejismo.
Ni la Online Safety Act británica ni el “pajaporte” español parecen tener en cuenta un factor clave: los jóvenes no son ingenuos. En Reino Unido, el uso de VPN se disparó desde la entrada en vigor de la ley, y algunos adolescentes incluso han usado imágenes hiperrealistas de personajes de videojuegos como Death Stranding para engañar a los sistemas de verificación facial… En España, todo apunta a que pasará lo mismo: bastará con un DNI prestado, una VPN o la complicidad de un amigo para saltarse la muralla digital.
Y mientras tanto, los jugadores veteranos (los mismos que llevan décadas invirtiendo tiempo y dinero en plataformas como Steam o Xbox) ven cómo se les trata como sospechosos hasta que demuestren lo contrario. ¿Se avecina un Game Pass “blanco” para menores y otro “oscuro” solo para adultos identificados?


La gran pregunta es cómo afectará esto a la industria del videojuego en España. Los estudios independientes, que suelen publicar títulos con temáticas maduras en plataformas digitales, podrían verse golpeados por una caída del acceso y ventas si los usuarios deben pasar por procesos de verificación tan intrusivos como pesados. ¿Quién va a arriesgarse a dar su DNI para descargar un juego indie en Itch.io?
Según datos de Similarweb (vía Financial Times), una vez se aplicó la verificación de la edad, las visitas a Pornhub en el Reino Unido cayeron un 47% entre el 24 de julio y el 8 de agosto, pasando de una media de 3,2 millones de visitas diarias en julio a 2 millones a principios de agosto. ¿Pasará lo mismo con los videojuegos?
El discurso oficial insiste en que todo esto es “por los menores”. Pero como señalan los expertos, el verdadero resultado es la creación de un nuevo estándar social: tu cara, tu documento y tu cuerpo como contraseña para existir en lo digital. Y cuando la excepción se convierte en norma, el riesgo es claro: lo que hoy bloquea el porno o un shooter, mañana puede bloquear un foro político incómodo, una canción crítica o una noticia molesta.
El videojuego, ese espacio que durante décadas fue sinónimo de libertad creativa y comunidad global, puede convertirse en el próximo campo de batalla de la verificación obligatoria. Y España, con su “pajaporte”, está en la primera fila.






Deja un comentario